Si fallece sin testamento, todo su patrimonio podría pasar al Estado de Nueva York. Esto es cierto independientemente del tamaño de su patrimonio o de las intenciones de donación que pueda tener.

Desgraciadamente, este fue el caso del patrimonio de Roman Blum. El Sr. Blum, un superviviente del Holocausto que falleció a los 97 años sin herederos conocidos y sin testamento, dejó un patrimonio valorado en unos 40 millones de dólares. Aunque era conocido por sus amigos como un hombre de negocios inteligente y avispado que poseía propiedades inmobiliarias por toda Staten Island, el Sr. Blum nunca otorgó testamento.

Dado que el Sr. Blum falleció sin testamento, su herencia se considera intestada, lo que significa que sus bienes pasarán a sus herederos en virtud de la legislación de Nueva York. En esta situación, dado que el Sr. Blum no tenía herederos conocidos, sus bienes pasarán al Estado de Nueva York.

Aunque la mayoría de la gente no deja un patrimonio de 40 millones de dólares, las consecuencias siguen siendo las mismas. Si falleces sin testamento y no hay herederos conocidos, el Estado se queda con todo.

Independientemente del tamaño de su patrimonio, es importante mantener el control sobre sus bienes y que se cumplan sus intenciones donativas. Al fin y al cabo, donde hay voluntad, hay un camino; y donde no hay voluntad, está el Estado.