Los abogados que defienden a las personas mayores y discapacitadas suelen citar un acontecimiento concreto o una relación personal como fuente de inspiración. El momento de inspiración de Amos llegó al principio de su carrera, cuando su suegra le dijo que iba a vender su casa. Al preguntarle por qué, respondió que se lo había dicho un hombre que intentaba venderle una renta vitalicia.
Amos investigó y descubrió que la renta vitalicia era totalmente inadecuada para una persona en su situación y que la venta de su casa era innecesaria. Afortunadamente, Amos intervino antes de que fuera demasiado tarde. Consiguió estructurar el patrimonio de su suegra de forma que tuviera suficiente para vivir cómodamente el resto de su vida. Incluso pudo pagar los estudios universitarios de su nieto, sobrino de Amos.