Ha pasado más de un año desde que el mundo se detuvo abruptamente. La pandemia no sólo afectó a la forma en que interactuábamos entre nosotros, sino también a la forma en que recibíamos los servicios y a los cambios que Medicaid podía realizar. Con las órdenes de emergencia en vigor como resultado de la pandemia, Medicaid no podía reducir la cantidad de asistencia médica que cualquier individuo estaba recibiendo antes del periodo de emergencia COVID-19.

Recientemente, los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) emitieron una alerta para aclarar su posición sobre el aumento de los ingresos netos mensuales disponibles (NAMI) para los beneficiarios de Medicaid en residencias de ancianos. La aclaración adopta la postura de que, a pesar del aumento del coste de la vida que uno pueda haber recibido en sus ingresos, un aumento en el NAMI que se paga al hogar de ancianos está reduciendo la cantidad de asistencia médica para la que una persona es elegible y, por tanto, es incompatible con la Sección 6008 (b) (3) de la FFCRA.

CMS ha determinado que "cualquier ingreso que un beneficiario pueda retener como resultado de esta política, se convierte en un recurso disponible para el beneficiario".

Cuando expire el periodo de emergencia y Medicaid comience a evaluar de nuevo la elegibilidad en la recertificación, el aumento de NAMI volverá a entrar en vigor y en ese momento se tendrán en cuenta los recursos disponibles.

En resumen, cualquier aumento en los ingresos que un beneficiario de Medicaid pueda haber recibido durante el período pandémico puede ser retenido por el individuo y no abonado a la contribución de NAMI. Sin embargo, las recertificaciones posteriores a la pandemia considerarán esos ingresos adicionales como un recurso y estarán sujetos a la asignación de Medicaid (que actualmente es de $15.900).

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